En el post de esta semana vamos a hacer un viaje por el funcionamiento del oído, con el objetivo de lograr una mejor comprensión de la fisiología de la audición.
En el oído se pueden diferenciar tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. Su funcionamiento consiste en recoger y conducir los sonidos hacia la parte interna del oído, además protege las estructuras frágiles del oído medio de cuerpos extraños o de vibraciones.
Ahora que sabemos distinguir las partes de nuestro oído podemos proceder a explicar cómo se desarrolla el proceso de oír.
Funcionamiento de la audición
Las ondas sonoras viajan por el oído externo hasta llegar a la membrana timpánica y hacen que ésta vibre con una frecuencia y amplitud iguales a las del sonido. Las vibraciones transmiten el sonido en forma de energía mecánica. Las vibraciones llegan al sistema de huesecillos compuesto por el martillo, el yunque y el estribo. Después se desplazan hacia el oído interno.
Una vez en el oído interno, esta energía mecánica es transmitida por los líquidos del oído interno a la cóclea, donde se convierte en energía eléctrica que viajará hasta el sistema nervioso central, allí será analizado e interpretado como sonido en su forma final. Por ello, podemos hablar de fisiología de la audición.
¿Qué es la cóclea?
La cóclea es un tubo en forma de espiral lleno de fluido. Las células ciliadas, o células sensoriales, cubren por completo toda la extensión de la cóclea. Estas células poseen la capacidad de distinguir entre sonidos graves y agudos. Para que nos formemos una idea más completa de cómo son estas células, imaginemos que se encuentran dispuestas como las teclas de un piano a lo largo de toda la extensión de la cóclea. Estas teclas producen señales eléctricas que se transmiten a través del nervio auditivo hasta llegar al cerebro.
¿Cómo ocurre la audición?
Dos mecanismos hacen posible que se produzca nuestra capacidad de oír.
- Por un lado, la conducción aérea: La transmisión de sonidos por el aire en el conducto auditivo externo y medio.
- La conducción ósea: La que ocurre por los huesecillos del oído medio.
En una audición normal, la conducción aérea es más eficaz. Los defectos de la membrana timpánica o la interrupción de la cadena osicular, es decir, la que corresponde a la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) alteran la conducción normal del aire y causan pérdida de audición.
Altos niveles de ruido son los causantes de producir lesiones que sólo son detectables mediante una evaluación auditiva. Puede ocurrir que las articulaciones que unen la cadena de huesecillos se pongan rígidos produciéndose una otoesclerosis (una lenta progresión de pérdida auditiva) que puede solucionarse quirúrgicamente.
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